miércoles, 4 de noviembre de 2009

IMPLICACIONES

IMPLICACIONES

A nivel ecológico, si es que ecología puede divorciarse de pensamiento y sociedad, la mayor amenaza de las aplicaciones de la ingeniería genética en la agricultura es la pérdida de diversidad biológica y cultural. Uno de los mayores problemas a los que se enfrenta la humanidad es la erosión del saber tradicional y de la diversidad biológica, base del equilibrio ecológico y de una agricultura sostenible. Nos enfrentamos hoy a múltiples y gravísimos problemas: cambio climático, efecto invernadero, escasez y contaminación del agua, erosión de los suelos? y por ello es más necesario que nunca conservar la diversidad de las especies y de los ecosistemas, y de los conocimientos sobre su manejo.

El llamado "libre mercado" está lleno de trampas, y en ese juego de tramposos siempre pierde el más débil. Y en el caso de la aplicación de la tecnología genética a la agricultura los grandes ganadores son media docena de transnacionales del sector agroquímico y farmacéutico, que acaparan la investigación y las patentes mundiales en el campo de la biotecnología. Los grandes perdedores una vez más son los países en desarrollo, que albergan la mayor riqueza mundial en términos de diversidad cultural y biológica, y con ellos los pueblos indígenas y campesinos que han desarrollado esa diversidad, y en particular las mujeres, encargadas desde siempre y todavía hoy de seleccionar, de sembrar, y de recoger esa biodiversidad, y para quienes la diversidad constituye la base del sustento y del bienestar. En los últimos años se ha dado un vertiginoso proceso de concentración de la investigación y de las patentes biotecnológicas en manos de un un puñado de transnacionales, que a su vez son propietarias de las casas de semillas y de algunos de los bancos de germoplasma más importantes del mundo. Con ello el monopolio de la producción biológica a nivel mundial -es decir, todo lo necesario para nuestra alimentación, nuestra salud, y nuestro bienestar- queda en manos de poderosos intereses económicos que han demostrado sobradamente que su preocupación por el medio ambiente y por las personas, salvo en su faceta de posibles consumidores-, deja mucho que desear.





El rasgo más extendido en los cultivos transgénicos es el de la resistencia a los herbicidas, que aseguran las ventas de herbicida producidos por la propia industria. Esta característica simplifica el manejo en las grandes explotaciones, como las que en EEUU fumigan con avioneta inmensos campos de cultivo, pero para las pequeñas supone sobre todo un problema adicional de costes, y de enganche a los agroquímicos. Se está demostrando, además, que aquello de las super-malas-hierbas no era broma: la transferencia de la resistencia a herbicidas a parientes silvestres de las variedades transgénicas - ya han aparecido malas hierbas resistentes a varios herbicidas- aumenta los problemas de control de malezas en los cultivos, potenciando un incremento del uso de herbicidas. En contra de lo que la industria biotecnológica pregona, a medio y largo plazo los cultivos tolerantes a los herbicidas van a suponer una espiral creciente en el empleo de herbicidas cada vez más potentes y dañinos para el medio ambiente y para la salud.

Mientras que los beneficios potenciales de la ingeniería genética son considerables, también lo son sus riesgos, ya que muchas veces se emplean como vectores microorganismos infecciosos como los virus. Por ejemplo, la introducción de genes que producen cáncer en un microorganismo infeccioso común, como el virus influenza, causante de la gripe, podría ser muy peligrosa. Por consiguiente, en la mayoría de las naciones, los experimentos con ADN recombinante están bajo control estricto, y los que implican el uso de agentes infecciosos sólo se permiten en condiciones muy restringidas. Otro problema es que, a pesar de los rigurosos controles, es posible que se produzca algún efecto imprevisto como resultado de la manipulación genética. De hecho, algunos grupos ecologistas han manifestado su desconfianza sobre los cultivos de plantas transgénicas ante el temor de que estos nuevos genes puedan resultar perjudiciales para la salud humana, conduciendo a respuestas alérgicas o incluso pudiendo llegar a introducirse en especies vegetales relacionadas.


En lo biotecnologico ¿Qué pasaría si el material genético de un virus tumoral terminara formando parte del genoma de alguna bacteria simbionte del ser humano? ¿Y si los genes que permiten la resistencia a los antibióticos entraran en el genoma de los patógenos? ¿O si los microorganismos inocuos adquirieran los genes para producir toxinas potentes como la difteria, el cólera, el botulismo o el tétanos?
























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